POR UNA VIDA MÁS SANA Y NATURAL

La medicina natural estimula la vitalidad y ayuda a recuperar el equilibrio de las funciones corporales.
Es utilizada desde hace siglos para aliviar dolores y sufrimiento.

martes, 1 de octubre de 2013

¡REVITALIZA TU CUERPO!

                                      
  Las vitaminas y los minerales son micronutrientes que el organismo necesita en cantidades muy pequeñas pero son indispensables para la salud del cuerpo, y aunque no proporcionan energía como otros (hidratos de carbono, grasas y proteínas) desempeñan funciones muy variadas y específicas.

   Ambos nutrientes se encuentran en los alimentos, por lo que resulta clave una alimentación variada y equilibrada que aporte las cantidades necesarias para el organismo. No obstante, en determinadas ocasiones, puede ser útil tomar algún suplemento. Es el caso de deportistas, ancianos, niños, personas con una alimentación desequilibrada, en dietas muy exigentes, en embarazadas, vegetarianos estrictos e incluso en personas con tratamiento de desintoxicación.

   Actualmente, se pueden encontrar en el mercado numerosos suplementos que combinan diferentes minerales y vitaminas que generan saludables beneficios.

   El cuerpo requiere las vitaminas en cantidades muy pequeñas, pero su carencia puede ocasionar enfermedades. Deben ser ingeridas a través de las comidas cotidianas ya que la mayoría no las sintetiza el cuerpo, y si puede lo hace en cantidades insuficientes. Se recomienda consumir una dieta variada y equilibrada, ya que no existe un alimento que contenga todas. En circunstancias concretas puede ser conveniente ingerir un suplemento vitamínico. Las vitaminas se dividen en dos grupos en función de su solubilidad.

                                      


   Las vitaminas liposolubles (A, D, E y K) se absorben en el Intestino Delgado y pueden almacenarse en las células. Sus reservas son importantes, pero en grandes dosis podrían ser tóxicas.
   Las vitaminas hidrosolubles (B y C) se absorben junto con el agua en el tracto gastrointestinal y se acumulan en pequeñas cantidades. Si la ingesta es elevada, el excedente se elimina por la orina.

   El contenido de vitaminas en los alimentos puede variar en función de muchos factores, ya que son muy sensibles a la luz, el calor y la humedad. Asimismo las técnicas de producción y manufacturación industrial o de cultivo pueden incidir negativamente en ellas. Las culinarias, como pelar y lavar en exceso las verduras, cocerlas o recalentarlas pueden disminuirlas.



La vitamina A es necesaria para el buen estado de la piel, las mucosas y la vista.
La vitamina D regula los niveles de calcio y fósforo de los huesos.
La vitamina E protege frente a los procesos relacionados con el exceso de radicales libres.
La vitamina K interviene en la coagulación de la sangre.

   Las del grupo B, además de beneficiosas para el sistema nervioso y la piel. activan el metabolismo de los nutrientes para la obtención de energía.

La vitamina B1, Tiamina, es necesaria para el funcionamiento de las neuronas.
La vitamina B2, Riboflavina, refuerza la acción de la vitamina C.
La vitamina B3, Niacina, interviene en múltiples desarrollos metabólicos.
La vitamina B5, Ácido Pantoténico, interviene en la síntesis de hormonas antiestrés.
La vitamina B6, Piridoxina, participa en la formación de la vitamina B3, de la melanina y el metabolismo de los aminoácidos.
La vitamina B8, Biotina, se utiliza en casos de seborrea y de alopecia.
La vitamina B9, Ácido Fólico, es necesaria para el desarrollo adecuado del sistema nervioso del feto.
La vitamina B12, Cobalamina, es necesaria para la formación y maduración de los glóbulos rojos.

La vitamina C es necesaria para la formación de colágeno, el buen funcionamiento del sistema inmunológico y la cicatrización.

   Los minerales se pueden dividir en dos grupos, los macroelementos y los oligoelementos ó también llamados microelementos, en función de las cantidades en las que se encuentran en el organismo y de las que sean necesarias, pero todos son fundamentales para la vida.

   Los macroelementos son: Sodio, Potasio, Calcio, Magnesio, Fósforo, azufre y Cloro.
   Los oligoelementos son: Hierro, Yodo, Flúor, Zinc, Cromo, Selenio, Manganeso, Cobre y Molibdeno.

   Estos elementos no se destruyen ni se alteran por el calor, el oxígeno o los ácidos, aunque sí lo hacen en la cocción o el lavado de los alimentos.

   Durante el embarazo y la lactancia aumentan las necesidades minerales, y con la edad disminuye la capacidad de absorción de ellos. En general, no suelen presentarse carencias en adultos que llevan una alimentación equilibrada. Ingeridos en exceso pueden ser tóxicos.

                                                    

   Éstas son las principales funciones de algunos minerales.

El Calcio, es el principal constituyente de los huesos y dientes, e interviene en la coagulación de la sangre y en la actividad muscular y nerviosa.
El Fósforo, necesario para la mineralización de los huesos.
El Magnesio, interviene en la contracción muscular, la transmisión del impulso nervioso y la formación del hueso.
El Hierro, forma parte de la hemoglobina, encargada de llevar el oxígeno a los tejidos.
El Zinc, ayuda al funcionamiento del sistema inmune y del reproductor.
El Yodo, es necesario para la formación de las hormonas tiroideas que desempeñan múltiples funciones.
El Flúor, clave para la estructura tanto de huesos como de dientes.
El Cromo, es necesario para la actividad normal de la insulina en el metabolismo de los carbohidratos y los lípidos.
El Selenio, es un potente antioxidante.
El Potasio, interviene en la transmisión nerviosa y la contracción muscular.
El Silicio, es necesario para la síntesis del colágeno, elemento fundamental en la formación de huesos, cartílagos, tendones y tejido conectivo.
El Manganeso, es vital para el metabolismo de las grasas y la formación de la matriz orgánica del cartílago.
El Cobre, es necesario para la utilización del hierro en la formación de la hemoglobina.