
Si una persona presenta dificultad para tragar o garganta enrojecida con dolor, es un claro síntoma de que existe una inflamación en las mucosas.
Los procesos inflamatorios de las
vías respiratorias están causados, en la mayoría de los casos, por infecciones
de virus; son menos frecuentes las infecciones por bacterias y generalmente se
presentan en invierno o a principios de primavera.
De todas las infecciones en las
vías respiratorias las más comunes son la faringitis y la laringitis. Las
personas más sensibles a padecer este
tipo de infecciones son siempre los más jóvenes, los ancianos y las personas
que presentan un sistema inmune bajo. Siempre empieza por un pequeño dolor de
garganta que evoluciona hasta la infección.
La faringitis se caracteriza por una sensación de dolor localizado en la faringe seguido de enrojecimiento y congestión de las membranas mucosas con dificultad para respirar y tragar. Puede ir acompañado de tos y mocos, inflamación de los ganglios linfáticos cervicales, dolor en los oídos y fiebre.
En su forma crónica al principio
apenas presenta síntomas o son poco apreciables, pero le sigue dolor local,
necesidad de tragar frecuentemente, carraspeo de la garganta, tos, pérdida o
bajada del volumen de la voz y fiebre leve pero persistente.
La laringitis se caracteriza por
una presencia de afonía y ronquera, se produce un enrojecimiento de la mucosa
laríngea y de las cuerdas vocales, con sensación de sequedad y ardor en la
garganta, tos seca y con cosquilleo acompañado de una expectoración con flema
seca y pegajosa.
Dependiendo de si esta afección
es leve, crónica atrófica o hipertrófica se presentan unos síntomas
característicos u otros, pero todos cursan con un engrosamiento de las mucosas
y de las cuerdas vocales.