El Drenaje Linfático Manual, como técnica, nación en 1936 en
Cannes de la mano del Dr. Phil Emil Vodder y su esposa Estrid que
confeccionaron un método de trabajo claro y sistemático obtenido a través de la
experimentación en incontables tratamientos realizados en su centro de
fisioterapia.
Este método no fue tan solo pensado para aplicarlo en
tratamientos faciales con fines preventivos o en el campo de la estética, sino
también con fines terapéuticos, en los cuales habían conseguido sorprendentes y
rápidos éxitos.
Este tratamiento es efectivo en reacciones cutáneas,
hematomas, accidentes, ezcemas, heridas en piernas e incluso en infecciones; el
método siempre resulta efectivo, si las manipulaciones se realizan de forma
correcta, lenta y armoniosamente.
Esta técnica es muy conocida en España, especialmente en el
campo de la estética y sin embargo se desconoce todavía el gran potencial que
tiene para el tratamiento de algunas patologías y mejorar la salud en general.
La gran función del sistema linfático es limpiar el organismo
de detritos y protegerlo frente a las agresiones externas siendo necesaria la
intervención de un profesional experto que ayude al sistema linfático a llevar
a cabo su función.
En el sistema linfático la mayor parte del líquido que sale de
los capilares arteriales circula entre las células para alimentarlas y
finalmente vuelve a los capilares venosos para renovarse.
Pero una décima parte (aproximadamente) de este líquido queda
entre las células con detritos y proteínas de gran peso molecular que no pueden
atravesar los capilares venosos. Esta sustancia
fundamental o líquido intersticial ha de ser renovado constantemente ya
que continuamente la célula vuelca al exterior detritos de su metabolismo. Si
no lo hace de forma fluida y regular, la célula puede llegar a enfermar por la
existencia de demasiados radicales libres en su entorno.


El sistema linfático será el encargado de recoger y llevar
este líquido de nuevo al torrente venoso para que sean eliminadas todas las
toxinas. Con todo esto podemos comparar perfectamente al sistema linfático con
el sistema de alcantarillado de nuestra casa.
El sistema linfático discurre paralelo al sistema venoso y
está formado por una red de capilares, vasos, conducto y órganos (Timo, Médula,
Bazo y Ganglios).
Los capilares linfáticos son el primer eslabón de este
“sistema de alcantarillado”. Los clavados en el tejido conjuntivo laxo recogen
el líquido que se extravasa de los capilares sanguíneos.
Estos capilares linfáticos tienen unas aperturas que permiten
la entrada de moléculas de gran peso (grasas y proteínas). Esto es de gran
importancia, ya que las proteínas que salen de los capilares arteriales no
podrían volver a entrar en el corriente sanguíneo si no fuese por la existencia
de estos capilares linfáticos.
El sistema linfático desempeña una función imprescindible de
limpieza y nutrición de todo el organismo ya que recoge detritos para ser
eliminados y devuelve las proteínas al sistema sanguíneo. En este sentido, el
drenaje linfático es una excelente técnica antiedad ya que ayuda al organismo a
renovarse de forma natural.