Últimamente se habla mucho de la intolerancia a la lactosa y
cada vez hay más personas que la padecen. Pero la mayoría de las personas que
sufren este trastorno sólo saben que les sienta mal la leche y ya está. Por
ello intentaré aportar un poquito de información sobre este tema.
La intolerancia a la lactosa es una afección de la mucosa
intestinal que impide digerir el azúcar de la leche, debido a una deficiencia
de una enzima llamada lactasa, que se produce en el
intestino delgado y que es imprescindible para asimilar los dos componentes
básicos de la leche, la glucosa y la galactosa.
Se ha comprobado que la posibilidad de padecer esta
patología es menor en aquellos apises en los que el consumo de leche y
productos lácteos derivados es tradicional que en aquellos países en los que el
consumo de leche no es tan habitual.
Las poblaciones cosmopolitas más afectadas por esta
intolerancia son los africanos, indios americanos y asiáticos. Así como la
prevalencia de esta enfermedad es baja en suecos, ingleses, rusos y españoles.
Los síntomas que presenta esta intolerancia suelen ser
cólicos abdominales, distensión abdominal, flatulencias y diarreas. Suelen
manifestarse entre los 30 minutos y las 2 horas después de haber ingerido la
leche o los alimentos que contengan este disacárido.
La lactosa no se hidroliza y no se absorbe, se produce un
efecto osmótico en la luz intestinal que atrae el líquido hacia la misma. Se
produce un descenso del PH de las heces a causa de la producción de ácido láctico
y ácidos grasos de cadena corta a partir de la fermentación de la lactosa por
las bacterias del colon. Las posibles complicaciones son la pérdida de peso y
la desnutrición.


Para obtener un diagnóstico basta con una historia de
intolerancia a la leche y una prueba específica en la que se debe constatar un
aumento de hidrógeno en la respiración tras la ingesta de la leche.
Los síntomas desparecen una vez que se suspende el consumo
de productos lácteos. Los intolerantes pueden ingerir pequeñas cantidades de
lactosa repartidas en varias tomas a lo largo del día. Se tolera mejor si se
acompaña de otros alimentos. Se recomienda comprobar bien la composición de los
productos y los medicamentos para evitar una ingesta elevada de lactosa.
Unos suplementos que pueden ayudar a disminuir los síntomas
y que estabilizan la flora intestinal son los probióticos, que mejoran la
adherencia de células a la mucosa intestinal y reducen la duración de las
diarreas mediante la colonización del tracto intestinal.
Un bues sustituto dela leche es la bebida de soja por la
cantidad de proteínas que contiene. Además de aportar calcio natural contiene
magnesio y otros oligoelementos. Esto le aporta un valor nutritivo y ayuda al
mantenimiento de los huesos.
Las bebidas de arroz o de avena, que son muy digestivas y
sabrosas, son también una estupenda alternativa para reemplazar a los lácteos
en aquellas personas que no pueden o no quieren tomar leche de vaca.