
La salud de los más pequeños suele ser causa de numerosos quebraderos de cabeza. Los padres pierden la paz cuando aprecian que sus hijos no estén bien pero no consiguen averiguar lo que realmente les pasa.Movimientos inhabituales, intranquilidad generalizada, llantos...hacen que su desazón vaya creciendo. Conviene que los papás y las mamás se informen y conozcan, a través de fuentes rigurosas, los trastornos más frecuentes que se presentan en este grupo de edad, sus manifestaciones, así como los remedios que se pueden aplicar en casos leves.Yen los casos más serios, saber qué medidas adoptar para aliviar los síntomas mientras se acude a urgencias o a la consulta médica.
Durante el primer año de vida, afortunadamente los bebés no suelen padecer enfermedades graves(salvo excepciones, claro está) ya que durante el embarazo han recibido multitud de anticuerpos (defensas) de la madre a través de la placenta y, mucho más, si han tomado el pecho.
Ahora bien, la situación cambia notablemente cuando empiezan a ir a la guardería y entran en contacto con otros niños. Las enfermedades leves (gripes, catarros, gatroenteritis...) pueden ser el pan nuestro de cada día. pero poco a poco, gracias a que el sistema inmunológico se desarrolla y madura progresivamente, se distanciarán en el tiempo y surgirán esporádicamente.

Algunos de los trastornos más frecuentes en los pequeños son:
- Catarros y resfriados: son infecciones causadas por distintos tipos de virus,que producen una inflamación en las mucosas de las vías respiratorias.Son trastornos leves que suelen causar tos, dolor de garganta,mocos y obstrucción nasal que les dificulta respirar. Existen plantas que ayudan a aliviar las molestias propias de las dolencias. Entre ellas la Drosera, el Tomillo, el Sáuco, el Malvavisco la Amapola,que poseen propiedades antibióticas, antisépticas, balsámicas y antinflamatorias.
- Debilidad del sistema inmunitario: Se puede reforzar las defensas para que haga frente con más fuerza a las infecciones con Echinácea, Propóleo y hongos como el Pleurotus Ostreatus que son de gran ayuda. Los suplementos probióticos y los prebiótico también son aconsejables.
- Nerviosismo: Muchos padres se ven desbordados porque su hijo es inquieto, movido y parece inagotable. Incluso duerme poco o mal. Es importante que los padres les marquen unas pautas adecuadas con respecto los horarios del sueño, que vigilen el tiempo que ven la televisión o si utilizan el ordenador antes de irse a dormir. También puede ocurrir que el nerviosismo del padre o de la madre se refleje en el niño. Asimismo disponemos de plantas medicinales idóneas para estos casos como la Melisa, el Azahar, la Tila, o la Manzanilla dulce entre otras.

- Malas digestiones y gases: Una alimentación desordenada, desequilibrada, comer deprisa,masticar mal... pueden hacer que el niño presente gases, sensación de pesadez, dolor abdominal, vómitos o estreñimiento. Es fundamental educar en una alimentación saludable, así como estar atentos a lo que come, cuándo y cuánto.Plantas como la Melisa, el Anís, la Angélica o la Quina roja pueden aliviar estas molestias.

- Falta de apetito: Un motivo frecuente de preocupación para los padres es constatar que su hijo no come, come mal o demasiado despacio. Los motivos pueden ser variados: hay niños muy movidos e inquietos que consideran la hora de la comida una pérdida de tiempo que les impide disfrutar de otras actividades que les gustan más. Otras veces este trastorno está relacionado con otras causas.Sin embargo, en la mayoría de los casos, estos niños no presentan problemas en el desarrollo, y esa falta de apetito suele estar relacionada con malos hábitos alimenticios. Para solucionar el problema, que en ocasiones se convierte en un verdadero reto, deben implicarse tanto los padres como el niño. Hay que tratar de restablecer el ritmo normal del hambre- saciedad y de presentar los platos de forma atractiva y vistosa para ayudar a despertar el apetito. En estos casos también contamos con la ayuda de plantas como la Genciana, la angélica, el Jengibre, la Hierba Luisa ó suplementos como el Pólen.

No obstante siempre es recomendable acudir a un Naturópata de confianza que nos ayude a establecer las pautas más adecuadas. El Naturópata ayudará tanto a los padres como a los hijos y establecerá qué plantas son las más adecuadas para este momentos y qué cantidad, además de la duración de las tomas.
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