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domingo, 8 de noviembre de 2015

OMEGA 3 Y OMEGA 6


En los últimos tiempos van apareciendo diferentes productos y reclamos publicitarios que nos hablan constantemente del Omega 3 y el Omega 6. Pero… ¿Qué son?, ¿Para qué sirven?

El Omega 3 y Omega 6 son ácidos grasos polinsaturados, y son lo más apreciados de la gama conocida como productos activos o funcionales. Y todo ello porque cuentan con el apoyo de bastantes estudios e investigaciones que confirman sus efectos beneficiosos que pueden ser generales o específicos.

Los Omega 3 y Omega 6 forman parte constitutiva de las membranas celulares y proporcionan fluidez a sus fosfolípidos. Intervienen en la producción y la reserva de energía; disminuyen la tasa de colesterol en sangre y ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares, arteriosclerosis e hipertensión entre otras.
Todo el mundo los recomienda, ya que estos ácidos grasos poliinsaturados son primordiales para el cerebro, arterias y tejidos en constante renovación y regeneración. No obstante el aporte de Omega 3 y Omega 6 al cuerpo debe ser el adecuado, ya que un exceso de ellos puede propiciar la producción de compuestos tóxicos.



                             


Los ácidos grasos Omega 3 se encuentran en altas concentraciones en pescados azules (atún, caballa, sardina, salmón, trucha, gatazo y trilla), o también en mariscos como los mejillones, ostras o berberechos.

Por otro lado los ácidos grasos Omega 6 tienen sus fuentes principales en los aceites vegetales. El más rico en ácido linoleico es el de cártamo, extraído de las semillas de una planta que pertenece a la familia de los cardos.

Otros aceites que poseen un alto contenido de ácidos grasos son el de girasol, soja, maíz, sésamo, cacahuete y palma entre otros.

Según la mayoría de los estudios científicos, éstos ácidos grasos son clave para la formación de las membranas celulares y el funcionamiento celular. También poseen un papel principal en la reserva energética del organismo. Asegurando los intercambios entre el interior de la célula y su entorno, además de la integridad y el funcionamiento de las células.

                        

Es muy importante que durante los dos primeros años de vida se satisfagan las necesidades de Omega 3 y Omega 6 ya que son imprescindibles no solo para satisfacer las necesidades energéticas, sino también para garantizar un crecimiento y desarrollo normales, pues el organismo precisa de una serie de nutrientes indispensables para la construcción de las estructuras de los tejidos.

Una aportación directa de estos nutrientes hace que las células de la piel mejoren su capacidad proliferativa y regeneradora, y asegura una buena elasticidad y flexibilidad. Son fundamentales para el desarrollo óptimo del cerebro y del sistema nervioso central.

Por el contrario, se ha comprobado mediante diferentes ensayos clínicos que una deficiencia de estos ácidos puede provocar una pérdida de masa ósea.

El Omega 3 y el Omega 6 estimulan la absorción de calcio, así aumenta su depósito en los huesos. Por lo tanto, se puede decir de forma general que estos ácidos ayudan a fortalecer los huesos.

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