En ocasiones, ocurre que nos lesionamos o sentimos dolor con frecuencia sobre una o varias articulaciones y aparentemente “no se ve nada”, pero nuestro cuerpo sufre y somos conscientes de ello. Esto nos provoca un sentimiento de impotencia porque no sabemos qué pasa en nuestro cuerpo y no podemos atenderlo como es debido.
Todas las molestias son por una debilidad tendinosa, en la
mayoría de los casos que suele desaparecer con la alimentación adecuada y con
una buena terapia de recuperación.
A continuación voy a describir cómo trabajan los tendones
el por qué hay que mantenerlos nutridos.
Intentaré no ser demasiado técnica para que sea bien entendido por todos los
públicos.
Los tendones presentan una capacidad limitada de auto-reparación;
son estructuras anatómicas que unen músculos a huesos. Tienen una estructura
cilíndrica, elongada, formada por tejido conjuntivo denso y adaptada a la
tensión en una dirección con fibras de colágeno paralelas.


Una de las causas principales de una lenta curación de
tendones y ligamentos es la reducida vascularización de estos tejidos.
Las células predominantes en los tendones se llaman tenocitos (son células que fabrican
todos los componentes extracelulares del tendón), que tienen la función de mantener
la estructura en la matriz (estructura
extracelular, compuesta por colágeno tipo I y sustancia fundamental) a través
de procesos de degradación y síntesis. Sin embargo, el tendón tiene una
densidad relativamente baja de células y con poca actividad mitótica, lo cual
explica la reducida tasa de recambio de este tejido y cuestiona el grado en que
las células pueden promover la curación intrínseca.
El colágeno es el elemento que aporta al tendón la rigidez y
la resistencia a la tracción cuando se somete a una fuerza, y flexibilidad
cuando se dobla, se comprime o se retuerce. El colágeno tipo I es típico del
tendón y es el responsable de su resistencia a la tensión. Los tendones sanos
tienen mayoritariamente colágeno tipo I, con pequeñas cantidades de colágeno
tipo III.
Cuando se presenta un problema de tendinosis, parte del
colágeno se pierde y se repara la estructura sintetizando colágeno de tipo III.
La sustancia fundamental, formada por agua y
mucopolisacáridos, se encarga de organizar el tejido conjuntivo orientando y
ordenando las fibrillas colágenas y de este modo determina la forma final del
tejido y del organismo. Es precisamente la pérdida de orientación de este
tejido conjuntivo lo que termina cronificando las tendinopatías.
Durante la práctica deportiva, el tendón está expuesto a
soportar grandes tensiones, sobrecargas y fricciones, ya sea en forma de
tendinopatías o de roturas espontáneas en los casos graves.
Durante los últimos estudios sobre tendinopatías parece ser
que en estos casos no hay inflamación (no hay tendinitis) salvo en los primeros
días. Luego la lesión se cronifica en parte por una arteriosclerosis y/o
depósito de ácido láctico, ácido úrico, colesterol y triglicéridos.
Es importante mencionar que la falta de irrigación en el tendón
puede ser debido a un problema metamérico, esto es una relación visceral que
puede conllevar a una vasoconstricción en su metámera correspondiente
(inervación animal y/o vegetativa), que puede ser el origen de la lesión.


Como ejemplo diré que existe una relación entre hígado y
supraespinoso derecho, estómago y supraespinoso izquierdo, riñones y tendón de
Aquiles, Colon y Tensor de la Fascia Lata, etc.
En estos casos es fundamental tratar el tendón, la acidosis y
la víscera a la par; de esta forma la recuperación será total y en un periodo
más corto de tiempo.
En todos los casos es imprescindible proponer un tratamiento
en función de las causas que ha provocado la desorientación de las fibras. Una
dieta alcalina ayuda a eliminar los depósitos de ácido úrico y láctico.
Asimismo es una dieta que permite en principio disminuir los niveles de
colesterol, triglicéridos y arteriosclerosis. Es siempre el tratamiento de
elección de este tipo de lesiones.