POR UNA VIDA MÁS SANA Y NATURAL

La medicina natural estimula la vitalidad y ayuda a recuperar el equilibrio de las funciones corporales.
Es utilizada desde hace siglos para aliviar dolores y sufrimiento.

lunes, 3 de septiembre de 2018

DOLOR REUMÁTICO


Según algunas investigaciones médicas, más del 77% de los pacientes que acuden al médico con síntomas de dolor, éste es originario del sistema musculoesquelético.

Junto con la limitación funcional y a la rigidez de las articulaciones, el dolor representa el síntoma principal en los casos de artrosis. Este dolor es de tipo profundo, localizado en la articulación, caracterizado por desenlace circadiano con preferencia matutina que remite a lo largo del día y se vuelve de nuevo agudo por la noche.

                                        

Las personas que padecen de reuma se ven muy influenciadas por la meteorología (humedad, viento, frío sobre todo) teniendo épocas de dolor, otras de dolor agudo e incluso otras épocas del año apenas acusan dolor.

Este dolor es de tipo “mecánico” ya que está provocado por el movimiento y se ve aliviado con el reposo. En un principio es un dolor sordo, volviéndose agudo al empezar el movimiento (sobre todo durante la mañana), luego tiende a desaparecer a medida que la persona efectúa más movimiento. En ocasiones el dolor se vuelve agudo por la noche tras un día con actividad sobre la articulación afectada.

Según va progresando la patología reumática, el dolor se agrava progresivamente, manifestándose incluso en el mínimo movimiento, o en ciertas posturas corporales. Entonces la persona afectada intenta evitar/reducir la sensación de dolor evitando/reduciendo los movimientos.

El reposo alivia ciertamente, pero si el estadio de la patología es avanzado, el dolor se hace continuo. Es entonces cuando el dolor pasa a ser de tipo crónico, que se reagudiza durante ataques inflamatorios agudos que son característicos de esta enfermedad.

La patología reumática presenta otros síntomas asociados como puede ser sinovitis, bursitis, enteropatías, estiramiento de ligamentos y de la cápsula, espasmos musculares, hipertensión medular subcondral, lesiones óseas, medulares, etc.

De hecho, el dolor puede estar causado por la estimulación de las terminaciones nerviosas de los osteofitos, por la comprensión de los pequeños vasos sanguíneos del hueso (situado justo debajo de las articulación) o por microfracturas.

                                    

Una lesión cartilaginosa causa la irritación de la membrana sinovial con un aumento de la presión de la cámara articular y de la cantidad de líquido sinovial que produce. Un incremento de la presión al interior de la cavidad articular y del líquido sinovial, determinan una distensión de la cápsula articular; es entonces cuando se provoca el dolor.

El dolor representa la señal de alarma e indica la evolución de la patología, pues aparece cuando la lesión cartilaginosa ya ha evolucionado.

Para ayudar a llevar este tipo de situación lo mejor posible, la naturaleza nos ofrece distintas plantas como el grosellero negro, el pino, la vid, el abedul,  el harpagofito, la cúrcuma, el abeto blanco, la árnica, etc.

Lo mejor es consultar a un profesional para que ofrezca una orientación sobre las pautas a seguir en cada caso de forma que pueda realizarse un seguimiento personalizado.


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