Al contrario de lo
que mucha gente piensa, un masaje no es sólo un momento de relax. Esta terapia
milenaria encierra muchos secretos y despierta a la vez un cúmulo de
sensaciones y emociones que lo convierten en una actividad vital para la
recuperación y mantenimiento de la salud.
El tacto y el
contacto, el tocar y ser tocado, es todo un medio de comunicación clave para el
desarrollo físico y emocional que desarrolla la inteligencia y despierta las
emociones.


El masaje permite el
contacto cálido y amoroso entre dos personas, es profundamente sanador, en
ocasiones, tanto para el recibe el masaje como para el que lo da.
Al recibir un
masaje entramos en contacto con nuestro ser interior, se nos permite mejorar la
percepción del esquema corporal y sentimos más aprecio por nosotros mismos.
Esto ayuda a reconocernos como ser humano, a aceptar nuestro cuerpo y vivirlo
con placer y armonía. Además de aportarnos un estado de alegría y vitalidad.
La terapia del
masaje ayuda asimismo a aumentar la autoestima y aporta al individuo una mayor
confianza; esto facilita el ser más creativo, expresivo, más alegre, más
abierto, etc.
Utilizaremos esta
técnica como medicina preventiva porque potencia las capacidades curativas del
individuo al mejorar la circulación sanguínea y linfática, al permitir
desbloquear las contracturas y al abrir y permitir fluir las energías y los
bloqueos corporales. De esta forma se impide a la enfermedad que se asiente en
la persona.
Esto ocurre cuando
el masajista está totalmente integrado y se deja fluir libremente; entonces el
masaje, más que un trabajo se convierte en una danza, bella y armoniosa,
equilibrando energéticamente al trabajar las contracturas y los bloqueos
musculares.
Es por ello, por
lo que al terminar la sesión se siente una profunda relajación y alivio de las
tensiones y del estrés de la vida cotidiana. Las manos del terapeuta tocan,
captan tensiones, se mueven con agilidad, fluidez y armonía por el cuerpo y la
zona a masajear. El terapeuta respeta en todo momento los límites de la persona
y va ganando su confianza, invitándole abrirse y enseñándole a dejarse
abandonar para permitir poco a poco que sus tensiones vayan cediendo y la
energía fluya de nuevo por su cuerpo.

El masaje siempre se aplicará de forma
personalizada, de acuerdo a cada estructura y cada personalidad.
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