Por lo general, muy poca gente es consciente de los problemas
dermatológicos que acarrea el fumador. Fumar tiene efectos como la sequedad de
la piel, arrugas, apariencia grisácea, manchas, mal aliento... y es ahora que
se acerca el verano cuando más se acentúan.
El sol, la playa, terracitas, chiringuitos, comilonas, etc, son muchos
los excesos que sufre la piel y como
consecuencia la salud también se resiente, pues se envejece más rápido.
Las personas cercanas al fumador también sufren sus efectos, aunque en
menor medida el fumador pasivo no se libra de todos estos síntomas derivados de
la inhalación de humo.
Además de los daños a nivel interno tan importantes que ocasiona el tabaco,como
en los pulmones o el corazón entre otros, es conveniente destacar los
perjudiciales efectos del tabaquismo en combinación con el sol en la piel, que
han sido ampliamente documentados en diversos estudios científicos. En ellos se
muestra claramente que la mayoría de los fumadores con más de 10 años de
consumo pueden identificarse sólo por el examen facial, ya que en ellos se
multiplican las arrugas marcadas, las manchas de color púrpura, el aspecto
facial demacrado y la apariencia grisácea de la piel.
El humo del tabaco seca la piel y reduce la cantidad de flujo sanguíneo
que llega a éste lo que lo priva de oxígeno y otros nutrientes esenciales
provocando deshidratación.
Si bien la piel de la mujer es más propensa a sufrir envejecimiento al
ser más sensible que la de los hombres,las consecuencias se notan en ambos
géneros por igual. Y a causa de la nicotina, la piel de los dedos se vuelve
amarilla (discronía).
En definitiva,si quieres ser y sentirte bell@ te recomiendo
encarecidamente que dejes de fumar. Los demás te verán más atractiv@ y te
sentirás mejor.
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